11 de diciembre de 2017

DE PUERTOS: ETAPA REINA DE LA VUELTA A BURGOS, PICÓN BLANCO

Aprovechando la proximidad de la Vuelta a España con final en los Machucos (al día siguiente) me desplazo al norte de Burgos para hacer una etapa que tenía guardada en la recamara para conocer el Picón Blanco y emular la Vuelta a Burgos de este año.

Si se puede elegir, lo mejor creo que sería comenzar la etapa a pie de puerto o algo después si se prefiere acabar rodando, pero en mi caso por proximidad elegí salir en un pequeño pueblo llamado Dobro, dejando para el final el alto de Bocos y el largo puerto de la Mazorra que, en mi opinión, deslucen un poco el final de la ruta, por ser carreteras más principales.

Al poco de arrancar disfruté de la bajada al cañón del río Ebro por una carretera estrecha y en buen estado. El valle ofrece también una gran vista de las altas paredes calizas, portillos y la ribera del río.

La primera ascensión sorprende por sus duras rampas. La subida a Ailanes no es muy larga pero tiene tramos con pendiente superior al 10% que hacen ponerte de pie un buen rato. Después de coronar hay un tramo de sube y baja antes de afrontar una vertiginosa bajada hacía el valle del río Trifón. Dejamos atrás pequeñas poblaciones y un valle abierto y verde con distintas indicaciones hacia portillos que se ven a lo lejos. La subida de la hoz de Arreba es bastante tendida pero se hace un poco larga.

El siguiente tramo se hace rápido, carretera más ancha y pueblos más grandes perfectos para parar a por agua o tomar algo. Hasta Puentedey. Tras la inevitable parada ver el gran puente de roca sobre el que se asienta el pueblo, tomamos una carretera más estrecha que, sin querer, va subiendo hasta encontrarnos con unas rampas duras antes de coronar la Retuerta con sus grandes letras pintadas: P. M.
Seguimos las indicaciones hacia Ojo Guareña por terreno favorable hasta ver la abertura del valle y afrontar un repecho corto que nos deja a la entrada del famoso lugar. Desde allí perdemos altura y salimos a la carretera de Espinosa de los Monteros, a donde llegamos tras casi 15 kilómetros de páramo, a veces llano, a veces no...

Desde este pueblo hay que guiarse por la intuición (o el GPS) para encontrar la ascensión al Picón Blanco. El puerto principal de la ruta no defrauda y deja claro, desde el mismo pueblo, sus intenciones de vencernos a base de duras rampas.

La verdad es que me encantó desde el principio. A pesar de forzar demasiado con el 36x28. La única pega fue el fuerte viento frontal que empujaba constantemente nubes del norte que, aunque no dejaban gotas, te empapaban y formaban en ocasiones una espesa niebla. El cambio de un día caluroso y soleado fue igual de duro que los carteles que indicaban la pendiente del siguiente kilómetro.

Pese a no ser un puerto largo y tener algunos descansos, la carretera áspera, la exposición al viento y sobre todo varias rampas cercanas al 20% hacen mucha pupa. Recuerdo especialmente duro ver el anuncio de los próximos mil metros con una pendiente media del 12% y empezarlos con un descanso... Ay señor, señor.

De la cima poco os puedo contar. No vi nada de los últimos 3 kilómetros. Pero de la bajada os puedo decir que daba miedo soltar frenos y que hay que tener cuidado con el ganado.

Nada más salir del pueblo tomamos a la derecha nuevamente una carretera estrecha con varios repechos pero con bastante bajada hasta la subida de los Bocos. En ese tramo se puede recargar agua en distintos pueblos sin problemas. Se pasa por Villarcayo por carretera amplia pero sin mucho tráfico y volvemos a encontrarnos con el Ebro y su hermoso cañón para afrontar la última subida del día. La Mazorra.

Tengo que reconocer que con los 130 kilómetros en las piernas que llevaba en las piernas este puerto se me hizo eterno. Strava dice que lo subí en 30 minutos pero yo juraría que tarde más de una hora jejeje.

Dejando eso a un lado, la verdad es que las vistas mientras se asciende merecen la pena, y pese a ser una carretera amplia no tiene mucho tráfico y se puede subir tranquilamente por el arcen. La cima no depara una bajada si no un páramo pero el regreso a Dobro es agradable y deja tiempo para pensar en todo el recorrido que llevamos.

Un gran descubrimiento para la bici que me deja con ganas de más. Habrá que planear más escapadas por la zona.

Como siempre, aquí tenéis la ruta en Strava que podéis descargar incluso.



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